Shep Hyken: El poder de una sonrisa
Nuestro autor invitado Shep Hyken te habla de cómo la sonrisa es un vehículo perfecto para establecer relaciones más cercanas con tus clientes. Descubre el poder de una sonrisa.
"Sonríe y el mundo sonreirá contigo." Eso es parte de una cita más larga atribuida a Stanley Gordon West. Se convirtió en el tema de conversación mientras estaba en el metro de Nueva York con mi hija, Alex, cuando me di cuenta de que sonreía a alguien que, a su vez, le devolvía la sonrisa. La felicité por el pequeño pero amable gesto, y comenzó una gran conversación sobre la vida y el servicio al cliente.
Ahora, algunos de ustedes pueden estar pensando, "Gran cosa. Era sólo una sonrisa". Pero es un gran asunto. Alex compartió la historia sobre dónde aprendió sobre el poder de una sonrisa.
El poder de una sonrisa
Cuando Alex era adolescente, asistió a la convención anual de la National Speakers Association. Hubo un programa para jóvenes que contó con los mejores oradores motivacionales del mundo. Uno de ellos fue mi amigo W Mitchell, un hombre increíble que ha superado una adversidad increíble. Primero, tuvo un accidente de motocicleta donde su cara y un buen porcentaje de su cuerpo fueron quemados. Luego tuvo un accidente de avión que le puso una silla de ruedas por el resto de su vida.
Según lo recuerda Alex, Mitchell contó una historia sobre cómo no quería salir. Después del accidente de motocicleta, se sintió incómodo sobre cómo reaccionaría la gente al ver su cara. Un día se armó de valor para salir a la calle. Vio a una niña y estaba aterrorizado de que pudiera asustarla. Ella lo miró y sonrió. Él le devolvió la sonrisa. La sonrisa de esa niña significaba mucho para él.
Alex dijo:
"Después de escuchar su historia, empecé a sonreír y a decir buenos días y hola a todo el mundo". Me contó que todos los días, cuando toma el tren a casa desde el trabajo, hay un hombre sin hogar que siempre está pidiendo dinero. Casi nadie mira a este hombre al pasar junto a él. Alex dijo que el primer día que lo vio sonrió y dijo: "Hola", mientras pasaba por aquí. Ese día llevaba un abrigo de leopardo, así que el hombre respondió: "Hola, chica del abrigo de leopardo". Así comenzó un ritual diario. Todos los días ella sonreía y saludaba y él siempre respondía de la misma manera.
Mencionó que hace lo mismo en el trabajo. Cuando pasa al lado de un colega, siempre sonríe. Casi siempre le devuelven una sonrisa amistosa.
Ese día, cuando estábamos de compras, noté que la gente de ventas no sonreía ni hacía contacto visual con sus clientes cuando entraban a sus tiendas. No pude evitar pensar en la oportunidad perdida de establecer un tono más positivo y crear una mejor conexión de persona a persona.
El punto es que una sonrisa es un pequeño gesto, pero poderoso. Requiere poco esfuerzo y no cuesta nada. Sólo tienes que acostumbrarte a hacerlo. Es poderoso en el trabajo y en tu vida personal. Cuando te acostumbres a sonreír a los demás, empezarás a notar cuánta gente te devuelve la sonrisa.
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